Columna de Opinión: Puente Alto no tiene museos ni teatros pero tiene una cárcel

Foto de reja con chapa desgastada
Contexto

Puente Alto sin duda es una de las comunas más grandes del país, según el censo del año 2017 en el sector habitan 625.551 personas donde la mayoría creció en un ambiente de vulnerabilidad socioeconómica, sin acceso a una educación de calidad y en condiciones de hacinamiento producto de las deficientes políticas habitacionales del estado.

Lo anterior, produjo que muchos hogares se convirtieran en “Casas Dormitorio” donde los padres que en gran medida se componen de asesoras de hogar y obreros, llegan a altas horas de la noche por la lejanía de sus trabajos, debiendo dejar a sus hijos e hijas criándose sin supervisión, con vecinos o derechamente en las calles, sin un futuro claro, leyes ni reglas.

El ambiente de alto riesgo para la niñez se logró crear por la ausencia del estado, quien es responsable de que diversas villas y poblaciones fueran lideradas por el más fuerte, donde el tráfico y la delincuencia se convirtieron en una alternativa de crianza tipo "túnel", en el que muchas veces el que logra atravesar sin quedarse en el camino es considerado un caso excepcional.

Si ponemos un ejemplo objetivo que hoy no inspira e impide una visión de desarrollo, es que la comuna de Puente Alto no tiene universidades, museos ni teatros pero tiene una cárcel. Estas son señales violentas, equívocas y tristes, porque hay familias que indudablemente buscan cambiar el rumbo de sus vidas, pero por falta de oportunidades deben truncar sueños como ser ingenieros, científicos, violinistas o bailarines de danza por la urgencia de trabajar en algo que genere ingresos y así, cubrir necesidades básicas para no pasar hambre ni frio, debiendo postergar entre muchas cosas el derecho a educarse.

Es cierto que diversas instancias buscan ser resueltas por el municipio, sin embargo, los recursos económicos para generar un desarrollo comunal son estrechamente limitados y lamentablemente, la distribución presupuestaria para los gobiernos locales continúa siendo desigual.

Los hechos relatados en esta columna deberían ser evidentes pero en realidad son silenciosos y en general, la sociedad suele pensar que las personas de los sectores marginados son pobres porque quieren serlo, ignorando que territorios como Puente Alto tienen todo en contra: El transporte público, ingresos, seguridad, salud, educación y acceso a la cultura.

La solución a estos problemas que por años afectan a la clase trabajadora, es que las instituciones se vinculen de manera real para resolver los problemas de fondo y que no supongan “soluciones”, porque finalmente no impactan en la vida de nadie y además generan fuertes sensaciones de olvido.

¿Es realmente útil que en un programa de la Subsecretaría de Prevención del Delito se haga un mural con mosaicos gastando 30 millones de pesos? ¿No sería mejor utilizar estos recursos para crear programas destinados a la intervención, educación y desarrollo de la niñez?.

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